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Frutas Charito: apúntate al kimchi

Kimchi coreano

Quizás su nombre no te diga nada, pero el kimchi se ha convertido en un plato de culto en medio mundo, entrando en ese distinguido club de los superalimentos. Te vamos a contar algunas peculiaridades y si decides sumarte a esta tendencia planetaria, en Frutas Charito vas a encontrar todos los ingredientes para arrancar en un viaje iniciático.

Antes de que convirtiera en la comida favorita de la modernidad occidental, el kimchi fue declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por la UNESCO, como ya lo era la dieta mediterránea o el café turco o el pan lavash armenio o la “comida gastronómica” de Francia, donde se evalúa no solo el sabor, se pone en valor mucho más que el plato en si mismo, por muy bueno que sepa al paladar, se premia el proceso, «la práctica y el arte» de prepararlo, que es lo que el órgano cultural de las Naciones Unidas considera que se debe preservar para la posteridad.
Productos del kimchi

Las familias coreanas preparan kimchi como un ritual. Es el acto social más popular y no falta en ninguna mesa. En cada comida coreana se sirve un bol con arroz hervido y kimchi. Está tan arraigado a sus vidas que, hasta en momentos donde la comida no es protagonista, aparece por arte de magia. Por ejemplo, cuando posan para una foto no dicen “cheese” como los anglosajones o “patata” como los españoles. Con una sonrisa de oreja a oreja gritan juntos: “¡kimchi!”.

El kimchi se prepara con la col china como ingrediente principal. Es crujiente y picante como el chucrut. Estimula el paladar con sabores nuevos y mezcla con sabiduría tres superalimentos: el ajo, el jengibre y las cebollas verdes. Esta triada de verduras está en la mayoría de platos de las familias coreanas, pero es en el kimchi donde adoptan su mejor versión.

Se le puede añadir calabaza, pepino, mango verde –el de daikon y mango verde con soja es uno de mis kimchis caseros favoritos– manzana, cualquier hoja verde con un cierto nervio como berza, kale, pak choy o las pencas de la acelga.

Es el contrapunto ideal al resto de sabores de los platos elevando a su máxima expresión cualquier alimento rico en almidón. Arroces, fideos, tortillas, panes y especialmente platos con carne mejoran porque el kimchi limpia la grasa en el paladar.
Kimchi coreano

El kimchi es un alimento vivo, como el queso o el vino. Cuanto más viejo se hace, más matices adquiere. Esta es la gran propiedad de los alimentos probióticos con microorganismos vivos que permanecen activos en el intestino y ejercen importantes efectos fisiológicos. En consecuencia, se considera que es un alimento probiótico vegetal que contribuye a la salud de una manera similar al yogur como alimento probiótico lácteo.

Más allá de la moda, según la Organización Mundial para la Salud es uno de los cinco alimentos más sanos, junto con el aceite de oliva, y la comunidad científica se ha desbordado en cuanto a los beneficios del kimchi, así un intenso estudio publicado en Journal of Medicinal Food asegura que es: anticancerígeno, combate la obesidad, reduce el colesterol, aporta vitaminas A, B y C, suaviza las digestiones, propiedades antioxidantes y antienvejecimiento, mejora la salud del cerebro, fortalece el sistema inmunológico y la salud de la piel. Casi nada.

Existen más de 160 variedades que los coreanos consumen con fervor. Es barato y fácil de preparar. Tan solo requiere paciencia con el proceso de fermentación. Te presentamos una de las miles de recetas que existen… 

Receta de Paechu Kimchi
Receta de kimchi coreano

Ingredientes:
Una col china de tamaño mediano
250 gr. De sal
2 cucharadas de harina normal (lo ideal es usar harina de arroz, pero la de trigo sirve)
35 gr. De salsa de pescado
250 gr de guindilla coreana en polvo, se denomina kochu karo
2 cebollinos chinos picados en piezas de unos 3 cm
4 dientes de ajo bien picados
4 nueces bien picadas
1 cucharada de jugo de jengibre
125 gr de azúcar
1 cucharada de jugo de limón o lima

Corta longitudinalmente la col en 4 cuartos. Retira las hojas exteriores que estén feas o que estén duras o muy blancas. Lávalo y, sin escurrir, añade 200 gr de sal por encima. Disuelve el resto de sal en un 125 gr de agua bien caliente y échala por encima de la col:

Deja reposar durante 3 horas dando vueltas cada hora para que la sal se distribuya uniformemente; a media que la col pierda agua, esta se irá cubriendo con el agua salada.

Lava varias veces bajo agua y deja escurriendo sobre un colador.

Para hacer la salsa: disuelve sobre el fuego la harina en 250 gr de agua y cuece removiendo constantemente hasta que se forme una pasta, un par de minutos, deja enfriar y añade el resto de ingredientes y mezcla.

Abre la col y rellénala con la mezcla (mejor usa guantes) echando la pasta entre las hojas de la col. Presiona bien y deja en un bol. Añade un poco de agua a la mezcla de la pasta hasta disolverla y vierte sobre la col. Cierra en bol, cubre con una bolsa de plástico bien cerrada y deja fermentar 3 ó 4 días fuera de la nevera y pasa a la nevera para retrasar el proceso de fermentación. Debería saber picante, dulce y salado, prueba y corrige si fuera necesario. Puedes tomarlo a partir del 4º día y hasta un mes después, pero se irá poniendo cada vez más ácida.

Cuando quieras tomarlo, saca una pieza, corta unas hojas y sirve en un plato las piezas cortadas del tamaño de un bocado.
Receta de Umami


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