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Carnes Cesáreo Gómez: cinco normas para asar el costillar

Costillar de cerdo perfecto

¿Apetece un costillar parrillero?… pues queda inaugurada la temporada de la barbacoa. Que no te engañen estos pasados fríos primaverales, el buen tiempo tiene que ser un hecho a partir de ahora y es el momento de sacar del garaje la parrilla, recuperar el instrumental, hacer acopio de carbón de encina y aviarnos para esa magnífica actividad que socializa alrededor de las brasas.

Pero también es el instante de repasar los pecados que no deberás cometer para no estropear ese magnífico costillar de cerdo que has adquirido en nuestra tienda. Digamos que son la “tablas de la ley” del auténtico parrillero de costillas de porcino, si las sigues dejarás atrás el posterior rasgado de vestiduras y mesado de barbas, pues te saldrán perfectas. Atento:
Costillar de cerdo a la parrilla

  1. ¡Condenación! a quien se le ocurra separar las costillas antes de cocinarlas

Cortar en porciones individuales las costillas antes de cocinarlas es uno de los errores más irreparables a la hora de preparar este delicioso plato. Si no las cocinas completas con el hueso, nunca obtendrás costillas tiernas y doradas. Lo más probable es que te queden duras y secas.

  1. Retirar correctamente la membrana que recubre las costillas

Uno de los errores más comunes a la hora de cocinar costillas de cerdo es no retirar la membrana que recubre el lado de los huesos del costillar. Pídenos ayuda, para eso estamos, si aún no te animas a hacerlo en casa, o bien sigue los siguientes consejos:

– Comienza por el lado más grueso de las costillas y desliza un cuchillo fino y afilado entre el hueso y la membrana para despegarla.
– Luego, con tus manos tira de la membrana para despegarla de los huesos.
– Eso sí, ayúdate con una paño de cocina si sientes que la membrana está particularmente resbaladiza, así no se rompe y puedes retirarla completamente.
Costillar a la parrilla

  1. Retirar el exceso de grasa

Claro que amamos las crujientes, suaves y carnosas costillas marmoladas, ¡pero no en exceso! La clave está en la proporción. ¿Cómo la detectas? Fíjate que, a la vista, los colores rosado de la carne y blanco de la grasa no estén desproporcionados. Con un cuchillo afilado, retira el exceso de grasa que recubre la pieza de carne por encima. No retires las vetas interiores porque se derretirán en la cocción y harán que las costillas queden perfectamente jugosas.

  1. Truco para conseguir el punto de terneza adecuado: cocción previa

El fuego vivo o directo puede ser ideal para lograr la caramelización y cocción de las costillas, pero no es un buen aliado a la hora de conseguir el punto justo de ternura.
Para ello, debes precocer las costillas a fuego lento, durante al menos 1 hora por kg La mejor opción cocerlas al horno convencional, aunque hay muchos que deciden hervirlas.
Recuerda añadir hojas de laurel, pimienta en grano, sal y ajos enteros para que absorban su sabor durante la cocción.
Costillar de cerdo asado

  1. Comenzarás a cocinarlas primero por el lado del hueso

Cuando asas carne con hueso, nunca es aconsejable comenzar la cocción del lado de la carne. Siempre debes comenzar asando del lado del hueso. Así lograrás más sabor, una cocción más pareja y un dorado perfecto.

Tampoco es que sea necesario tener dos postgrados por Stanford para enfrentarse a la barbacoa, bastará con algo de sentido común. Y un último consejo: no te fíes de la época del año y cúbrete del sol, que cada año acabamos la temporada con un buen número de parrilleros con el cráneo rostizado.


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Carnes Cesareo Gómez

Carnes Cesáreo Gómez: filete a la plancha sin errores

Hasta el más pardillo entre los estudiantes de Erasmus asegura ser capaz de hacerse un filete a la plancha. Incluso perdido entre las sarténes de su piso compartido en algún lugar del mundo, y ansiando los periódicos envíos de viandas familiares, se siente convencido de ser un experto en su trato con la carne a la plancha. Y es que, aunque cocinar un filete no puede ser más fácil, se cometen errores de forma habitual que le quitan todo el sabor a la carne.

Pocas cosas hay más sencillas que un filete a la plancha a la hora de cocinar. Su preparación en simple, rápida y además sabe rico. Basta con ir la carnicería, elegir una buena pieza y encender la plancha o sartén. Luego, vuelta y vuelta, un poco de sal o especias, y listo. Aunque el procedimiento no puede ser más fácil, hay pasos en los que se perpetran desaciertos que con un poco de tacto se pueden evitar.

Para descubrir los equívocos el cocinero Anthony Bourdain -chef del Brasserie Les Halles, con base en Nueva York y sucursales en Miami, Florida y Washington DC- se ha encargado de abrir los ojos y el entendimiento cuando nos ponemos a trabajarnos un corte de carne a la plancha.
Filete a la plancha perfecto

“El error más grande, que hace todo el mundo, es la continua comprobación para ver si se hace en el interior; lo sacan de la parrilla y lo cortan», detalla el cocinero. Boudain, indignado, explica que esta práctica estropea del todo el sabor de la carne: «Lo que está pasando en el interior del trozo de carne es una recirculación de jugos. Si se corta de inmediato este proceso, dentro acabará estando todo rojo». 

Así que ya tenemos el primer mandamiento: Abandona la contínua comprobación del filete y nada de apretarlo con la espumadera o utensilio al uso. Y condenación para el que se le ocurra sacarlo de la sartén y cortarlo para verificar cómo va de cocción el interior.

Otro de los grandes defectos que cometen los mortales es poner el fuego demasiado alto. Bourdain asegura que debemos elegir una temperatura media, para que la carne se cocine de forma efectiva tanto por dentro como por fuera. Asimismo, hay que recordar que debemos dejar reposar la carne al menos 3 minutos antes de servirla para que los jugos acaben de darle sabor al filete.
Hacer carne a la plancha

Y como todo tiene su explicación: Durante el proceso de cocción y por acción del calor, la coagulación de la proteína tensa las fibras musculares. Como la carne se cocina y se contrae de afuera hacia adentro, el jugo se dispersa hacia el centro de la carne, que es la parte menos cocida. Si se corta de inmediato, los jugos terminan en la tabla de cortar en lugar de permanecer en el interior de la pieza de carne.

Mucho habremos adelantado si asimilas lo que hemos explicado hasta ahora. Estamos en el buen camino. Pero existen algunas otras normas, de obligado cumplimiento, que te harán descubrir que el filete que hasta ahora dabas por bueno distaba mucho de un filete a la plancha correcto.

La carne que vayamos a cocinar siempre debe estar a temperatura ambiente. A saber, ese hábito de sacar de la nevera la carne y lanzarla, sin solución de continuidad, sobre el calor de la plancha es una barbaridad. Hay que esperar a que se temple un poco, pues cocinarlos fríos tendrá como consecuencia obligatoria un pedazo de carne escasamente jugosa, pues nunca se podrá hacer uniformemente.
Carne a la plancha

Aquí va otra recomendación. Un filete no es un saltimbanqui, dispuesto a hacer varios mortales sobre el calor. Una única vuelta, primero debe hacerse por un lado y luego por el otro. Olvídate de “retratarle” repetidas veces por cada lado.

Y vamos con el último de los preceptos. No echar la sal sobre la carne cruda – aquí existen diferentes doctrinas, pero nosotros nos quedamos como nos los enseñaron nuestras abuelitas-. La “sal de la vida” se la aportaremos al darle la vuelta al filete, sobre la cara ya hecha o después al emplatar.

Como verás no ha sido tan difícil, y si se cumple con estos preceptos el elemental filete a la plancha alcanzará otra dimensión. Ir en paz… y buen provecho.


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Carnes Cesareo Gómez