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Pollería Hermanos Gómez: carne de avestruz

Si te apetece degustar la carne de una de las aves más exóticas y sanas del planeta, la de avestruz, ya puedes encontrarla en Pollería Hermanos Gómez, tendrás la posibilidad de descubrir su excelente sabor y las posibilidades culinarias.

A pesar de estar introducida en el mercado desde hace tiempo, la carne de avestruz sigue teniendo el marchamo de producto desconocido y exótico para muchos consumidores.

Este ave originaria de África posee, a diferencia de la carne de aves de consumo que conocemos la mayoría (gallina, pavo, pato, etc…), una carne roja de características similares a la carne de vacuno. Su sabor es singular y puede considerarse como una mezcla entre la de ternera y la de buey, con ciertas reminiscencias a piezas de caza mayor.
Elaboraciones de avestruz

Aunque tradicionalmente el uso de este animal estaba encaminado al empleo de su piel y plumas en artículos de moda y complementos, su explotación en la cocina ha ido aumentando gradualmente gracias a las características de su carne, tierna y con alto valor nutritivo, y en países como Australia, con una sobrada tradición carnívora, es desde hace años un alimento común.

La carne de avestruz es considerada como una de las más saludables. Su aspecto es similar al de la carne de vacuno, pero algo más dulce y con menos grasa y colesterol. Presenta un modesto aporte calórico, siendo muy rica en proteínas de alto valor biológico con altos niveles de aminoácidos esenciales (leucina, arginina, fenilalanina y lisina).

Es la carne roja que más ácidos grasos poliinsaturados (omega-3, 6 y 9) aporta, a la vez que tiene una baja concentración de grasas saturadas. Si la comparamos con otros tipos de carne, la de avestruz tiene de ocho a nueve veces más Omegas 3 que la carne de vacuno y hasta 80 veces más que las carnes blancas. Tiene un alto contenido de calcio, fósforo y hierro, minerales esenciales para nuestra salud.
Cortes de carne de avestruz

Entre los minerales esta carne destaca por su aporte en hierro (de fácil absorción), calcio, fósforo, zinc y manganeso, y un bajo contenido en sodio, haciéndola apta para personas que deben comer dietas restringidas en dicho mineral. Dentro de sus vitaminas destacan las del grupo B, especialmente B2 y B12 y en menor medida B1 y B3.

Otras de las bondades de la carne de avestruz es que, debido al metabolismo del animal y su rápido crecimiento, está exento de las habituales prácticas de engorde mediante el uso de hormonas.

En caso de que sean fanáticos de lo vacuno, y les preocupa el sabor, encontrarán que la carne de avestruz es muy similar en sabor pero es más blanda en boca, con menos colesterol, menos grasas y calorías (casi la mitad que el pollo). Es, por tanto, un alimento ideal para incluir como aporte de proteínas animales.
Receta de carne de avestruz

La mayor parte de la carne se obtiene del muslo, alrededor de un 66% del músculo, y se pueden encontrar diferentes piezas como filetes, para guisar o asar, aunque también se pueden elaborar derivados especiales como hamburguesas y salchichas. Al contener poca grasa, se aconseja cocinarla poco y prepararla asada, acompañándola con salsas o con hierbas aromáticas, que mariden con su rico sabor. Su textura y suavidad hacen que cuando se le da el toque idóneo, resulte muy sencilla de digerir.


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Pollería Selecta Hermanos Gómez

Receta de medallones de avestruz a la mostaza dulce

Carne de avestruz a la mostaza

La carne de avestruz se presenta como una perfecta alternativa gastronómica para elaborar platos cárnicos. Su carne es roja, suave, deliciosa, rica en proteínas; su aspecto, textura, color y sabor permite elaboraciones muy semejantes a las que se realizan con carne de vacuno. Sólo hay que tener en cuenta que, como apenas tiene grasa, el tiempo de cocción debe ser menor.

Ingredientes:
4 medallones de avestruz de unos 150 gr. cada uno
4 cucharadas de aceite
4 cucharadas de mostaza de grano
3 cucharadas de azúcar moreno
½ vaso de caldo concentrado de carne
zumo de limón

Para la guarnición:
2 cebollas
2 cucharadas de azúcar moreno
2 cucharadas de aceite o mantequilla
1 cucharada de mostaza de grano
1 cucharada de vinagre

Cortar las cebollas de la guarnición en rodajas finas y colocarlas en un recipiente apropiado con el azúcar, la mantequilla, el vinagre, la mostaza y un poco de sal. Cocer tapado a fuego flojo hasta que empiecen a caramelizarse (o 7 minutos en el microondas) y evaporar el exceso de líquido al fuego y reservar al calor.

Hacer un rulo grueso con la carne, atar el trozo con cuerdas cada 5 cm., para darles forma redondeada, y cortar entre atado y atado, en forma de medallones. Calentar el aceite en una sartén de hierro y cuando esté muy caliente, hacer la carne 3 minutos por un lado y 2 por el otro. Quitar la cuerda.

Reservar la carne y disolver el jugo sobrante con el caldo de carne, el zumo de limón y una cucharada de mostaza. Poner la salsa en el plato caliente y colocar encima los solomillos, pintarlos con una buena capa de mostaza, espolvorearlos de azúcar y caramelizarlos con la plancha. Servir con la cebolla confitada.

Consejo: Si la cebolla confitada se hace con azúcar blanco, sale más dorada.

Receta de la web Semana


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Pollería Hermanos Gómez: receta de pollo a la Marengo

Pollo a la Marengo

El pollo a la Marengo es el resultado de la combinación del ingenio de un cocinero, el ansia de un emperador y los daños colaterales de los actos bélicos. Todo ello dio como consecuencia una receta que ya tiene su espacio propio en la gran cocina internacional.

Nunca es fácil datar el origen de las recetas, pero hay casos excepcionales que nos permiten poner la fecha exacta del nacimiento de un guiso concreto. Este es el caso del pollo a la Marengo, cuya creación se realizó el 14 de junio de 1800, ni un día más ni un día menos.

Su historia comienza en la mañana de ese día, cuando los ejércitos de Napoleón estaban en plena refriega con las tropas austrohúngaras en las inmediaciones de Marengo, en el Piamonte italiano. Los choques, que se prolongaron a lo largo de la jornada, habían destruido las cocinas de campaña que abastecían al estado mayor francés, dejando sin comer al general, que al final de la batalla instó a su cocinero a que se las ingeniase para preparar una comida que saciase su hambre.

A éste no le quedó más recurso que organizar una batida entre las granjas desperdigadas para hacerse con algún producto que le permitiese “crear”. De lo poco que había dejado la contienda pudieron reunir gallinas, algo de pan, huevos, tomates, champiñones, cangrejos, aceite y vino blanco de la zona.

Con todo ello preparó un guiso que pasaría a la historia gastronómica con el nombre de pollo a la Marengo, que a pesar de la internacionalidad que alcanzaría posteriormente no dejaba de ser lo que podía considerarse como cocina de aprovechamiento.


Receta de pollo a la Marengo
Pollo a la Marengo

Ingredientes:
1 kg y 300 g de pollo, cortado en trozos
8 cigalas
4 huevos
1 vaso de vino blanco seco
2 tomates
2 dientes de ajo
perejil picado
caldo de verduras
picatostes
aceite
mantequilla
sal
pimienta

En una sartén, tres cucharadas de aceite de oliva y, a fuego fuerte, dorar el estofado de pollo.

Mientras tanto, en una cacerola, caliente dos cucharadas de aceite de oliva con los dientes de ajo aplastados, después de un minuto añadir el estofado de pollo, los tomates pelados, eliminadas las semillas y cortados en cubos, cocinar, regar todo con el vino y dejar que se evapore.

Añadir poco a poco el caldo de verduras caliente.

Mientras tanto, en una sartén sin ningún condimento saltear las cigalas sin pelar, regar con unas cucharadas de vino hasta que se evapore. Salpimentar.

Saltear en mantequilla los picatostes y freir los huevos.

Emplatar el estofado de pollo en un plato, retirar el ajo, naparlo con la salsa y contornear con huevos fritos alternando con las cigalas peladas.

Espolvorear todo el perejil picado y servir con trocitos de pan por separado.

Receta de Il Cucchiaio d’Argento

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Pollería Hermanos Gómez: cassoulet con confit de pato

¿Puede un magnífico cassoulet, el guiso más emblemático por encima de los Pirineos, ser un plato de estío? Sin duda sí, es perfecto para esos meses en que la siesta no está mal vista y el reposo tras la comida es más que un deporte nacional, es una necesidad.

Ya sabíamos por Fernando Fernán Gómez que «Las bicicletas son para el verano», pero los platos de cuchara también pueden serlo. Que todavía hace demasiado calor, que los platos de cuchara no son cuando el calor arrecia. ¡¡¡Zarandajas!!! Los habitantes de países tropicales, donde el calor es una constante, no hacen remilgo alguno a consumir guisos calientes, suficientemente especiados, y están… tan frescos.

Otro cantar es ponerse a prepararlo, por eso les proponemos una conserva de la reputada firma Marie Hot, un cassoulet con confit de pato, repleto de toda la autenticidad y sabor de este plato tradicional del sur de Francia.
Cassoulet de pato

El cassoulet es uno de esos platos que identifican a sus regiones, como pueden serlo la fabada, la paella, el choucroute, la bouillabaise…

El nombre del cassoulet le viene de la cazuela en el que se cuece: la cassole. Este recipiente de barro tiene unas características térmicas idóneas para la cocción necesariamente lenta del cassoulet y para que el calor sea uniformemente distribuido a todo el recipiente.

El cassoulet es el plato rey de la cocina de la región de la Aquitania. Se elabora con ciertos ingredientes imprescindibles y con otros que varían según el cocinero o la localidad. Lleva carne de cerdo (costilla) pero también confit de pato, tocino magro y salchicha de Toulouse. La alubia blanca debe ser de la región, como la de Tarbes, de piel fina para dejar que los otros sabores la impregnen, y semilla alargada y carnosa que se deshace en el paladar. Pero el secreto de este plato regional, y que la conserva Marie Hot respeta, está en su cocción: el cassoulet es un manjar que se debe cocer a fuego lento, una herencia de cuando se cocinaba con tiempo, de la época en que la cocina y el comer, que es lo importante, requieren su tiempo.
Cassoulet de pato

Pero para consumir la conserva que le presentamos bastará con calentarla al baño maría sin que llegue a hervir, lo que preserva todas sus cualidades gustativas.

No se deje impresionar por las temperaturas veraniegas y disfrute de la comida auténtica.

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Pollería Hermanos Gómez: Sauternes maridaje perfecto

Vino para acompañar al foie

El «maridaje soñado», un sauternes, el  Chateau Baulac-Dodijos es como si hubiera nacido para tomarse con el foie mi-cuit.

En Pollería Hermanos Gómez nos gusta entregar el “traje completo”. No hemos cambiado cuchillos y machetas por aguja e hilo, en ningún caso. Nos referirnos a que nos gusta ofrecer a cada cliente todos los ingredientes que pudiera necesitar para un gran momento. Le ponemos un ejemplo: nuestra variedad de foie, con las mejores calificaciones, no sería completo sin brindar la posibilidad de llevar aquellos complementos que pueda redondear el plato, ya sea una tostas, con o sin pasas, confituras, huevo hilado y, por supuesto, un vino para la ocasión, en este caso el perfecto acompañamiento de un foie que se precie: un Sauternes.
Vino especial para el foieComo en tantas ocasiones en la historia de la humanidad, los seres humanos hemos realizado grandes descubrimientos por puro accidente. También ante infortunios naturales, como pueden ser plagas o tormentas, creamos nuevas y útiles ideas. La existencia de algunos excelentes vinos se debe a estos imprevistos, entre ellos los vinos Sauternes.

Uno de los perjuicios que más dolores de cabeza, preocupación y espanto causaron a los dueños de plantaciones de uva, fue su contaminación con el hongo Botrytis Cinérea que perjudica la calidad y rendimientos de las uvas en más de un 80 por ciento. Esta capacidad destructora del hongo Botrytis, fue aprovechada, hace algunos siglos, para la obtención de vinos excepcionales reconocidos mundialmente, entre ellos se destacan los vinos Sauternes.
Sauternes para acompañar el foieLa región de Burdeos se caracteriza por un clima marítimo, durante el otoño sus mañanas son frías y húmedas y sus tardes cálidas y secas, lo que da lugar al ambiente perfecto para desarrollar el hongo Botrytis en esta zona de viñedos. Este hongo tiene propiedades únicas que hacen que se concentren los aromas y azúcares de la uva manteniendo la acidez necesaria para equilibrar el vino.

Las uvas se seleccionan cuidadosamente para recolectarlas, una a una, repasando varias veces los mismos viñedos durante semanas, para ir recogiendo solamente las que ya están afectadas por el Botrytis. Sus cosechas siempre son de alto riesgo pues no todas las vendimias son aptas para obtener este tipo de vino.
Un vino para cada foieLos vinos Sauternes, con Denominación de Origen Controlada, se caracterizan por su dulzura, equilibrada acidez y aromas de albaricoques, miel y melocotones. Su típico color ámbar va oscureciéndose progresivamente según el vino va envejeciendo.

Hecho de 85% Semillon, Sauvignon Blanc 10% y el 5% Muscadelle, el Chateau Baulac Dodijos es de color dorado (que se profundiza con la edad), con un perfumado y compleja nariz de vainilla, albaricoques, melocotones y frutos blancos en conserva. Muy concentrado con gran acidez y equilibrio, este vino puede consumirse joven, o deja envejecer en un lugar fresco lo que aumentará su complejidad. Bébalo con foie gras, en cualquiera de sus gamas, carnes blancas, quesos tipo Roquefort o saborearlo a los postres.
También es excelente como aperitivo con nueces.

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Pollería Hermanos Gómez: pollos de caserio

Pollo de caserío

Los pollos de caserio vasco Lumagorri son una muestra de cómo potenciar la autenticidad de las razas autóctonas y los modos de crianza tradicionales dan como resultado productos alimenticios de mayor calidad.

Hay pollos y pollos, es obvio. Pero si es cierto que los controles sanitarios, la presión para dignificar la vida de los animales y una filosofía general para recuperar sabores tradicionales, a través de rescatar modos y usos de cría de antaño, la calidad de las aves ha aumentado y en todo el territorio hay una tendencia general a mimar los productos de la tierra, entre los que se localizan el patrimonio avícola regional.

Este es el caso del País Vasco, donde el sello de calidad Eusko Label –muy posiblemente reproduciendo el éxito de la certificación Label Rouge que tanto predicamento tiene en Francia- agrupa bajo su paraguas a los criadores del pollo de caserío vasco, que, con el nombre de Lumagorri (pluma roja), que hace mención a su pluma rojizo con la piel y las patas amarillentas, avalan que todo el proceso de producción, sacrificio y comercialización se realiza con todas las garantías de calidad, sanitarias y de higiene.
Pollo de caserio
En la cocina tradicional vasca el pollo ocupó un lugar de privilegio que se servía en las grandes ocasiones, eran pollos de caserío que sufrieron su declive durante los 70 ante la producción industrializada y los sistemas de alimentación intensiva. El apoyo institucional y de un proyecto de investigación de gran innovación en el sector agrario sobre  “el pollo de caserío criado libre en pradera», se fundó Lumagorri con diez productores iniciales y con ello, la nueva manera de criar los pollos de forma sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Esos baserritarras (agricultores), que apuestan por una agricultura sana y por preservar la biodiversidad, constituyen hoy día un centenar de familias que se reparten en 42 explotaciones distribuidas por toda la comunidad autónoma. La mayor parte, 29, se encuentran en Guipuzcoa, 9 en Vizcaya y 4 en Álava.

Estos pollos se crían en los terrenos que rodean los caseríos de los agricultores , con una alimentación natural, no se les aplica ningún medicamento, basada en cereales con un más de un 60% de maíz, dando como resultado un producto sano.
Pollo de caserio
Las explotaciones se ubican lejos de las zonas industrializadas y se cuidan tanto aspectos climáticos como el estado de la hierba, su pendiente o su drenaje. En esas praderas, en las que debe haber al menos un espacio de dos metros cuadrados para cada pollo, se colocan comederos y bebederos y hasta lugares de sombra para que descansen tranquilos. Pero los animales, que alcanzan un peso que oscila entre los 1.250 y los 2.200 gramos, también corretean libres y su actividad física hace que produzcan después unas alas y unos muslos exquisitos y con muy poca grasa. En las casetas interiores también se cuidan todos los detalles y la temperatura o la iluminación son las adecuadas, siempre con una ventilación natural. Para garantizar un cuidado riguroso y una atención permanente, Lumagorri no permite más de 1.100 pollos por caseta ni más de tres casetas pos caserío.

La crianza de estas aves destinadas a la producción de carne dura alrededor de 12 o 13 semanas, pero siempre debe superar los 81 días. El crecimiento lento y al aire libre son dos de las principales señas de identidad de este pollo.
Pollo de caserío
Son los propios productores los más concienciados en salvaguardar este tesoro, y destacan la importancia de concienciarse para salvar esos bienes comunes que son el agua, el aire o la tierra y entienden que “somos lo que sembramos, criamos, comemos…” por lo que su filosofía es preservar la biodiversidad y apostar por una agricultura sana desde lo local. Todo ello pasa por una alimentación buena, limpia, sana y justa y ellos se encargan de que así sea con el pollo Lumagorri.

El pollo de caserio vasco es, por tanto, un producto de calidad que ofrece una carne sana, jugosa y sabrosa, que se puede comer de múltiples formas, ya sea entero o por piezas. Además de asado o frito, sin más guarnición que unas patatas o unas verduras, la imaginación del cocinero puede avanzar mucho más allá de esos platos típicos y los grandes gurús de la cocina vasca siempre han tenido muy presente el Lumagorri.


Receta de pollo de caserio a la catalana
Pollo Lumagorri a la catalana

Ingredientes (4 personas):
4 muslos y contramuslos de pollo lumagorri Eusko label
100 grs. de uvas pasas sin pepitas
100 grs. de ciruelas pasas sin hueso
1 copa de oporto
1 cebolla morada de Zalla
3 chalotas
4 tomates maduros de buen tamaño
300 grs. de agua
Pimienta negra molida
Sal de Añana
Orégano
Aceite de oliva virgen extra
Un puñado de piñones

Antes de empezar a cocinar, ponemos en un bol las uvas y ciruelas pasas y las cubrimos de oporto para que se hidraten. Mantenemos la hidratación durante 12 horas.
Rallamos los tomates y reservamos el puré resultante, cortamos la cebolla y las chalotas en juliana.

Limpiamos los muslos de pollo Lumagorri de piel y grasa y salpimentamos al gusto.
Ponemos al fuego una cazuela con 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, a fuego medio (4/6) y doramos los muslos por ambos lados.

Cuando los muslos estén bien dorados, añadimos la cebolla y las chalotas, y rehogamos hasta que esté todo bien pochado, con un bonito color caramelo.

Regamos todo, con el vino oporto que hemos usado para hidratar las uvas y ciruelas pasas (sin las uvas y ciruelas pasas, que reservamos) y dejamos caramelizar.

Entonces añadimos el puré de tomate rallado que habíamos reservado con anterioridad y lo cocinamos hasta que caramelice también.

Mojamos todo con el agua y bajamos el fuego (2/6) y cocemos durante 30 minutos.

Añadimos las ciruelas y uvas pasas y guisamos todo durante otros 60 minutos, manteniendo el fuego lento.

Salteamos los piñones en una sartén con un poco de aceite, que añadiremos al guiso repartidos por encima en el momento de servir.

Notas:
Lo más importante es que los muslos estén bien cocinados, para que queden muy tiernos y casi se deshuesen solos.
Ser generosos con la pimienta, al salpimentar los muslos, al caramelizar las cebollas y chalotas y al cocinar el tomate, el tono picantillo final, le da mucha personalidad.
Utilizar un vino con cuerpo, Adriá utiliza vino rancio, yo lo he sustituido por un oporto, también vale un jerez.
Receta del blog gastronómico EnekoSukaldari

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Pollería Hermanos Gómez: gallo de Mos

Aves de pura Raza Mos

El Gallo de Mos está considero una de las razas de aves más antigua de la Península Ibérica, originaria de Galicia y la única ave autóctona de España que posee la cresta denominada técnicamente en guisante (cresta pequeña y con tres filas de papilas), forma parte del patrimonio genético autóctono único, protegida por la calidad de sus productos, por su tradición, por su particular apostura y por su vigor, que le permitía soportar condiciones extremas y la hacía resistente a las enfermedades. Una heroína del mundo de la avicultura tradicional.
Raza pura de gallinas de Raza Mos

Desde tiempos inmemoriales se había tenido una enorme consideración a la carne de los productos que se obtenían de la Raza Mos (ya fueran pollos, gallos, capones, gallinas o huevos). Este reconocimiento venía dado básicamente por la suma de las características genéticas únicas y por los sistemas de crianza al aire libre que otorgaban a las carnes unas peculiaridades bien diferenciadas.

Su protagonismo se vió truncado por el desarrollo de la avicultura industrializada, que si bien permitió el consumo generalizado de la carne de pollo sustituyó las razas autóctonas por híbridos de alta producción y de cría rápida. Esto provocó el abandono de la Raza Mos, como ocurrió con algunas otras, y sólo pequeños productores que mantenían algunos ejemplares en sus granjas abordaron la tarea de recuperar este producto, al mismo tiempo que daban valor a una forma de cría con siglos de tradición.

Este esfuerzo ha permitido poner, de nuevo, en el mercado lo mejor de las características de la Raza Mos en cada uno de los cortes: muslos, contramuslos, pechugas y alas de los ejemplares de esta raza tienen un elevado rendimiento, ya que son aves que han realizado mucho ejercicio. La proporción de carne consumible es muy superior a las de las gallinas industriales, ya que su piel y sus huesos pesan menos.
Gallinas criadas en semilibertad de raza Mos

Presentan un bajo nivel de grasa, siendo ésta de alta calidad y muy saludable debido a la alta proporción de ácidos grasos Omega 6 y Omega 3. Una muestra de su baja proporción de grasa es que su piel es extremadamente fina, casi transparente, pues a diferencia de sus congéneres, bajo ella no se acumula grasa.

Gallo de raza Mos

Una crianza en semilibertad, una alimentación basada en el maíz, trigo y otros cereales, la ausencia de métodos de engorde artificiales y de suplementos farmacológicos dan como resultado una carne luminosa, tierna y absolutamente natural, con un sabor intenso y bien diferenciado.

Receta de Gallo de Mos estofado con champiñones y langostinos
Receta de muslos de Gallo de Mos

Ingredientes:
2 muslos de Gallo Raza Mos
1 puerro
1 cebolla
2 pimientos choriceros 
1 cabeza de ajos 
150 g de champiñones
150 g de setas
300 g de langostinos crudos
700 ml caldo de ave
Perejil, sal, aceite de oliva.

Picamos fino la cebolla, los ajos (reservamos un diente) y el puerro. Ponemos a hidratar los pimientos choriceros en agua.
Salamos los muslos de gallo, enharinamos y sofreímos hasta que estén dorados

Retiramos los muslos y en el mismo aceite pochamos las verduras.

Incorporamos los muslos, sacamos la carne de los pimientos y la añadimos.

Mojamos con el caldo sin llegar a cubrir y el guiso debe hervir a fuego lento 1 hora y cuarto.

Retiramos los muslos y trituramos la salsa. Volvemos a incorporar los muslos a la salsa.

Picamos el diente de ajo que habíamos reservado y saltemos los langostinos pelados, añadimos los champiñones y las setas y dejamos pochar. Espolvoreamos perejil fresco picado.

Incorporamos al guiso y dejamos un par de minutos.

Emplatamos y adornamos con una rama de perejil.

Receta de Mandil&Perejil

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Pollería Hermanos Gómez: huevos de oca

Huevos de oca del Duratón

No hay en el mundo mayor placer que unos sencillos huevos fritos, pero si los huevos son de oca el placer se multiplica por tres. Pues 1 a 3 es la relación, en cuanto a tamaño, que un huevo de oca tiene frente al más convencional de gallina.

Poseen un sabor intenso con toques amargos pero realmente agradables. Su yema es proporcionalmente más grande, de color amarillo intenso y textura mucho más untuosa, tanto que si los usamos para hacer flan el resultado se aproximaría más a un tocino de cielo que nos haría levitar.
Los huevos de oca son los grandes desconocidos, hasta fechas cercanas las ocas tan solo eran protagonistas por el foie gras y el paté, por su carne como ave o por sus plumas como aislante perfecto en abrigos y edredones. Pero ahora tiene la posibilidad de disfrutar también de sus huevos.
Entre los diferentes productores que comercializan este manjar nos hemos decantado por Ocas del Duratón, un proyecto que combina una enorme pasión por los animales, la preocupación por su bienestar y por el respeto al medio ambiente, en el que se reproduce el ciclo natural y el hábitat de las ocas, que pastorean en libertad, alimentándose de manera natural, condiciones que dejan impronta en el huevo, un producto de excelente calidad y con un exquisito sabor a campo.

Tamaño de los huevos de oca

Los huevos de oca destacan por su gran tamaño, con una mayor proporción de yema frente a la clara, por el intenso sabor y por la textura cremosa. Al presentar una gruesa cáscara protectora les permite alargar la caducidad, que puede llegar a los 2 meses, o más si se conserva refrigerado.
En sus características nutricionales resalta su alto porcentaje de ácidos grasos insaturados, así como su elevado contenido en minerales (hierro, zinc, potasio, fósforo y magnesio, de vitaminas de los grupos A, B y E, con una significativa propiedad antioxidante. Es decir, las mejores cualidades del huevo en tamaño XL.

Y la firma Ocas del Duratón nos sumerge en la elaboración de unos huevos de oca fritos perfectos, para lo que propone los siguientes consejos:
Huevo de Oca del Duratón fritos

– El huevo está compuesto de dos partes fácilmente identificables, el centro o yema, de color amarillo (que debe estar líquida en el huevo frito), y la parte blanca que la rodea, la clara (que debe estar sólida con los extremos crujientes) Estas dos partes se preparan juntas, y es habilidad del cocinero mantener los tiempos de fritura bien vigilados (por regla general entre los dos o tres minutos) para poder hacer un buen huevo frito con la textura y los aromas apropiados.

– Hacer los huevos fritos con huevos a temperatura ambiente (10 °C a 20 °C) y estables previamente durante varias horas, en ningún caso recién sacados del refrigerador (este es un error frecuente).

– Emplear huevos frescos, los que se han conservado van perdiendo la humedad interior a través de sus poros y dejan un producto final no tan apetecible. Los huevos frescos sufren menos roturas de las yemas cuando se elaboran.

– Tener bien caliente el aceite, listo para freir un huevo, que se suele romper directamente sobre la sartén. Por esta razón es mejor emplear aceites con alto punto de humo: como el aceite de oliva (180 °C). La temperatura ideal del aceite es a 120 °C. A mayor temperatura se pierde la textura tierna pero se gana en sabor.

– Realizar uno o dos huevos fritos cada vez, dependiendo de la superficie del fondo de la sartén, a mayor superficie mayor número de huevos fritos simultáneos. Si se deben freir varios en poco tiempo lo mejor es emplear diversas sartenes.

– No verter la sal hasta haber terminado de freír completamente el huevo en la sartén. – Generalmente lo hace cada comensal o se hace fuera de la sartén (en ningún caso durante la fritura del huevo). La sal maldon es la más aconsejada.

– Servir caliente y recién frito a los comensales, no conviene esperar ni un minuto, ya que el huevo frito queda de otra forma aceitoso y la yema empieza a cuajar.

– Emplear una espumadera para recoger el huevo frito de la sartén o poder darle la vuelta (operación esta poco frecuente cuando se trata de huevos fritos).

– Para evitar que al freír el huevo el aceite salpique en exceso hay un procedimiento sencillo y que no altera el gusto ni el aspecto del huevo: cuando el aceite está suficientemente caliente espolvorear un poco de harina y seguidamente echar el huevo en la sartén.

Pero si quiere probar los huevos de oca con alguna forma más sibarita apunte la siguiente…

Receta de huevo de oca poché con salmón marinado al eneldo y salsa holandesa
Huevo de oca poche con salmón

Ingredientes:
70 gr de salmón marinado
1 Huevo de Oca del Duratón

Para la salsa holandesa:
1 yema de huevo
50 gr de mantequilla
Zumo de medio limón
Sal
Pimienta

Coge un cuenco y cúbrelo con papel film engrasado ligeramente con unas gotas de aceite. Casca un huevo de Ocas del Duratón y echa la clara y yema dentro del cuenco con una pizca de sal. Ciérralo  de tal manera que se quede dentro de una bolsita de film procurando evitar que se quede aire en el interior. Átalo en su parte superior con una cuerda.

Pon a hervir agua en un cazo y echa el huevo cerrado herméticamente en el film hasta que se poche (9 minutos).

Deja enfriar, sácalo del papel film y  colócalo sobre una tosta de pan. Cúbrelo con salsa holandesa y añade las láminas de salmón marinado al eneldo.

Preparación de Salsa Holandesa
Con unas varillas monta las yemas con el zumo de medio limón. Funde la mantequilla sin que llegue a hervir, y añadela  poco a poco a las yemas con limón y sigue batiendo hasta que se ligue y resulte una salsa cremosa. Salpimentar.

Receta cortesía de la web Ocas del Duratón

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Pularda con vino blanco y crème fraîche

Pularda con vino blanco

 

Ingredientes:

  • 1 Pularda cortada en 8 porciones
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 vaso de caldo de pollo
  • 1 vaso de agua
  • ½ copa de vino blanco
  • 1 zanahoria
  • 1 tallo de apio
  • 1 puerro
  • ½ cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 2 hojas de laurel
  • 1 clavo
  • ½ cucharada de pimientas
  • ½ vaso de crème Franche
  • 2 cucharadas de mantequilla
  • Sal gorda
  • Pimienta

Disponemos una cucharada de aceite de oliva en una sartén grande. Salpimentamos la pularda y la salteamos a fuego medio por el lado de la piel hasta que se empiece a dorar (unos 5 minutos) y la reservamos en un plato.
En la misma sartén añadimos el caldo de pollo, agua y vino blanco hasta que empiecen a hervir a fuego medio. Añadimos la zanahoria cortada longitudinalmente por la mitad, puerro, apio, cebolla, ajos, laurel, clavo y pimientas para que se infusionen en el caldo. A continuación introducimos las piezas de ave con la piel hacia arriba. Tapamos, reducimos el fuego al mínimo y cocinamos durante 20 minutos. En ese momento retiramos la pularda a un plato y la cubrimos con papel film.
Recuperamos el líquido de la cocción en un cazo pequeño y lo reducimos durante unos 20 minutos. Lo sacamos del fuego y le añadimos la crème fraîche y la mantequilla (sin sal). Rectificamos de sal y pimienta y lo mantenemos caliente.
Finalmente, añadimos a una sartén una cucharada de aceite a fuego vivo y marcamos los trozos de pularda por el lado de la piel hasta que esta quede crujiente. La disponemos en un plato, cubrimos con la salsa y servimos.
Si se quiere hacer con un poco de tiempo, podemos seguir los pasos hasta el segundo apartado y dejar el ave refrigerándose en el caldo de cocción.