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El camino a la fritura de pescado perfecta

Fritura de pescado

Hace un tiempo, en un medio de comunicación realizaban esta curiosa pregunta: ¿Cuál es el plato que se te resiste al cocinarlo en casa y nunca sale como lo has probado en un restaurante? En principio el abanico de respuestas podría ser tan amplia como la cantidad de encuestados, pero, ¡sorpresa!, la contestación mayoritaria resultó ser: la fritura de pescado.

Pues nos hemos ido a la cátedra para desentrañar los trucos básicos que permitan conseguir el pescado frito perfecto.

Condición indispensable para conseguirlo: el pescado debe ser lo más fresco posible y de primera calidad. Teniendo un buen producto será mucho más fácil que el resultado sea satisfactorio.
Pescado rebozado

Además de fresco, el pescado debe limpiarse a conciencia para que el plato sea cómodo de comer. Por ejemplo, los boquerones deben dejarse bien limpios por dentro. Es necesario retirarles las tripas tirando con cuidado de la cabeza. Una vez que tenemos el pescado limpio, el siguiente paso será escurrirlo y secarlo con cuidado para que no tenga demasiada humedad, así evitaremos que se formen grumos en el rebozado.

Pero ahora surge la gran pregunta: ¿qué rebozado quiero utilizar en nuestra fritura? La intención es crear una capa crujiente en su exterior que permita conservar intacta la jugosidad en el interior durante el proceso de cocción. Dentro de los rebozados se pueden distinguir básicamente tres tipos diferentes en función de los pasos en los que se haga el proceso y de los ingredientes que se utilicen para el rebozado:

Enharinar. Como su propio nombre indica, se trata de pasar un ingrediente por harina para, después, freírlo. Para conseguir un buen resultado con esta técnica, es fundamental que el ingrediente a enharinar esté seco para evitar los grumos, que eliminemos el exceso de harina y que solo quede una fina capa, y que el aceite esté a una temperatura elevada. Los pescados pequeños son perfectos para cocinar de esta forma.
Fritura de boquerones

Rebozar. La forma más clásica de rebozar un alimento es pasándolo primero por harina y, después, por huevo batido para finalizar friéndolo en aceite caliente. Muchas veces las piezas de pescado se rebozan en un solo paso utilizando una mezcla de harina y huevo batido o de harina y otro ingrediente líquido, como cerveza, agua con gas, etc. Las piezas grandes de pescado (como la merluza) son ideales para rebozar.

Empanar. A la hora de empanar se suma un ingrediente al paso anterior: el pan rallado. Por lo tanto, se trata de pasar un ingrediente por harina, huevo batido o una mezcla de ambas, como en el caso anterior, para terminar pasándolo por pan rallado. Esta técnica se utiliza con muchos alimentos: verduras, piezas de carne, croquetas…
La calidad del aceite al freir pescado

El aceite debe ser de oliva virgen extra, nuevo, limpio y en cantidad suficiente para cubrir el pescado, además debe estar muy caliente para que el pescado quede crujiente por fuera y sabroso en su interior.
La temperatura del aceite es vital, entre 150 y 180 grados, pero depende de la cantidad de pescado que se eche a la vez. Si el aceite no está caliente el pescado no queda crujiente, se encharca, empieza a recocerse y se deshace. Es importante no freír demasiado pescado a la vez, es preferible hacerlo en pequeñas tandas para evitar que baje la temperatura del aceite o se peguen unas piezas a otras.

Para eliminar el exceso de aceite, una vez fritos, hay que dejarlos reposar unos minutos en un plato con papel absorbente en la base.

Y una última recomendación, el pescado frito siempre se come en el momento, recién hecho, cuasi que queme en la boca. A partir de ahora la mejor fritura de pescado estará en casa.


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Pescadería Ernesto Prieto: calamar, rey de los fritos

Calamares rebozados

La pasión que sentimos en Madrid por los calamares a la romana, y especialmente en su presentación en forma de bocadillo, ha sugerido una amplia literatura. Incluso el escritor Francisco Umbral, en un artículo en 1974, definía la estratificación social de la sociedad castiza atendiendo a los hábitos de consumo: “Madrid es una ciudad que se alimenta casi exclusivamente de calamares fritos. Aquí, los ricos comen salmón y los pobres comemos bocadillos de calamares a media mañana, para ir tirando, a mitad de la chapuza…”
El bocadillo ha sido, es y será un clásico en el trasiego de la capital. Una opción buena, bonita y barata de la gastronomía madrileña, el fast food castizo; incluso tras años de olvido y desconsideración por parte por los gurús gastronómicos recibe hoy su merecido respeto por propios y extraños. Presentes tanto en cualquier bar del viejo casco antiguo o en espacios más selectos, donde la vieja fórmula del rebozado entre pan y pan se reinventa emparedándole entre pan negro con tinta de calamar o en crujiente pan cristal, y a los calamares se les aplica la fina tempura y se adorna con un toque de alioli. Sea en su tradicional puesta en escena o revestido de mayor boato: un bocadillo de calamares es historia del comer en los madriles.
Calamares de anzuelo
En nuestros escaparates siempre tenemos la mejor materia prima para que usted puede experimentar y convertirse en un “rey de los fritos”, comercializamos las cotizadas piezas enteras de calamar de anzuelo, o anillas de calamar, o en su versión más económica pero de indiscutible calidad: congelados, o, para los menos dados a pringarse las manos, ya rebozados y listos para caer en la freidora o la sartén.

Todos los especialistas coinciden que para obtener un “bocata de calamares perfecto” la primera premisa es respetar la materia prima, adulterarla lo menos posible, y aseguran que, en la medida de lo posible, a la hora de comprar se opte por calamares enteros, cuyo resultado es mucho mejor que las anillas, pues éstas pueden presentar mayor proporción de agua respecto a carne.

La fritura es otro aspecto básico para el asegurar el resultado final, y aquí se abren vías alternativas: los que gustan de la combinación de harina y huevo, los que optan solamente por harina, los que prefieren usar harinas especiales para freír pescado o harina de garbanzo, y los que eligen encontrar en los trozos de calamar ese rebozado esponjoso y crujiente que le aporta la técnica de la tempura. Como siempre va en gustos, y cada forma tiene sus adeptos.
Anillas de calamares rebozados
En el acto de freír todos coinciden en que debe ser el aceite de oliva virgen el medio perfecto para que los calamares alcancen su punto óptimo, con una temperatura que debe estar en torno a los 220 grados, pero nunca sobrepasar los 250º, huyendo de esa práctica tan común pero tan repudiable en la cocina de la reutilización del aceite, que solo consigue que el aceite pierda calidad y se produzca un efecto de “cocción” más que de frito.
Bocadillo de calamares
El tiempo de inmersión es la tarea más delicada, y suele ser la experiencia del cocinero la que decida, aunque por regla general y si las condiciones del aceite y su temperatura son correctas bastará con 1 minuto para que los calamares surjan perfectamente dorados.
Fundamental es escurrir los bocados para eliminar el aceite sobrante.

Y ahora le toca elegir el pan idóneo para su bocata. En el mercado existen en la actualidad tanto tipos de panes como gotas en el mar. Que lo disfruten.

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