Del mercado a tu mesa

Magret de pato

Magret de pato a la plancha

¿Saben cuál es el plato preferido por los franceses? Pues ni más ni menos que el magret de pato. Y no crean que su historia se pierde en la noche de los tiempos, es bastante reciente con lo que se puede estructurar y poner nombre y apellidos a su autor.

El magret es el músculo de la pechuga del pato que ha sido cebado para la producción de foie gras. Esta pieza del pato graso era habitualmente confitada, cocinado a fuego lento en su propia grasa, pero resultaba particularmente seca y no recibía los mismos elogios de los consumidores que otros cortes del pato, como los muslos. En esto llegó André Daguin, corrían los años sesenta y este reconocido restaurador de Auch, la capital de Gers, epicentro de la crianza de patos y sus elaboraciones, y comenzó a utilizar el magret en la cocina como si de un solomillo de buey se tratase, sirviéndose fileteado con la carne poco hecha y con la piel crujiente.

Magret de pato cebado

 

Durante años era el único restaurante del mundo que osaba servir un plato de magret de pato “rosado de cocción”. Este forma de presentación, tal cual una carne roja, provocó un auténtico cisma entre los gourmets, ya que el pato estaba considerado, al igual que el pollo y otras aves, una carne blanca que requería una cocción larga.

En estas controversias se andaban hasta que un artículo en el New York Times, alabando el magret de Daguin, hizo recapacitar a la prensa gastronómica francesa y elevarlo a la categoría de plato nacional que posee en la actualidad.

Magret de pato a la plancha

 

Las reglas para cocinar el magret de pato de forma ortodoxa es quitar los excesos de grasa del borde de la pechuga y realizar unos cortes con el cuchillo en la parte grasa en forma de retícula sin llegar a la carne. Estos cortes tienen como finalidad permitir que vaya saliendo la grasa a medida que se derrite durante la cocción, por ello es fundamental que los costes no lleguen al músculo que provocaría perder los jugos. Posteriormente, dorarlo en la sartén por la parte de la piel primero durante unos minutos, sin añadir ningún tipo de aceite, será la propia grasa del pato que otorgará ese crujiente dorado típico. Darle la vuelta y  sellar durante un minuto por la parte más carnosa.

Magret de pato a la plancha

 

El toque final, y que aportará jugosidad, es terminarlo de hacer en el horno a baja temperatura, unos 120 grados durante 15 minutos, envolviendo el magret en papel de aluminio y dejarlo reposar 5 minutos antes de filetearlo.

El magret se siente en la gloria acompañado de cebollitas francesas, frutos rojos, manzana, miel, pimienta y reducciones de vinos olorosos, en especial la reducción de Pedro Ximenez es un maridaje excepcional.


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Pollería Hermanos Gómez

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