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Noticias de la carnicería Cesareo Gómez

Carnes Cesáreo Gómez: carrilleras de cerdo

Carrilleras de ibérico de bellota

Hay veces que da en pensar en que la naturaleza es injusta. Si no, cómo se concibe que una parte tan suculenta como las carrilladas solo se hayan proporcionado en número de dos por cada cerdo ibérico.

Carrilladas, o carrilleras, es una pieza magra, es un grupo de músculos responsables del movimiento del hueso de la mandíbula y del ejercicio de masticación, y a fé de como comen nuestros amigos de la dehesa son músculos muy ejercitados, dando como resultado unas piezas magras, con alto contenido de colágeno, veteadas de grasa y extremadamente sabrosas.

Carrilleras de ibérico de Guijuelo

Una carne deliciosa que necesitan un largo proceso de cocción para que muestren sus mejores virtudes y sacar partido a su exquisitez: tiernas, jugosas, melosas y suaves. El truco para conseguir esa jugosidad está, primero, en el buen género adquirido, cuestión primordial y de lo que nos responsabilizamos nosotros, y luego saber cocinarlas, con tiempo y a una temperatura no muy alta, teniendo cuidado de que la carne no pierda la gelatina y el sabor.

Sin duda, alcanza su mayor nivel en guisos y estofados, escenarios donde las carrilleras de cerdo ibérico, y mejor si es de bellota y de Guijuelo -como el nuestro-, pues se entrega a las mil maravillas. Pero no son pocas las recetas que las preparan asadas o a la brasa.

Receta de carrillera de cerdo ibérico al Pedro Ximénez

Receta de carrillera de cerdo ibérico

Ingredientes (4 personas):
1 kg de carrilleras de cerdo
2 patatas
1 cebolla
2 zanahorias
2 dientes de ajo
40 g de mantequilla
100 g de harina
200 ml de vino Pedro Ximénez
1 l de caldo de carne
Aceite de oliva
Sal
Pimienta
Hierbas de Provenza

Sazona las carrilleras, pásalas por harina y dóralas en la olla rápida con un chorro de aceite de oliva. Retíralas a un plato y resérvalas.

Pica finamente la cebolla y ponla a pochar en la olla rápida. Agrega las zanahorias cortadas en cuartos de luna y los dientes de ajo. Espolvorea con hierbas de Provenza. Cuando la verdura esté bien pochada, vierte el Pedro Ximénez. Incorpora las carrilleras y deja que el vino reduzca un par de minutos. Sazona y vierte el caldo. Tapa y cocina durante 30 minutos a partir de que empiece a salir el vapor.

Tritura la salsa e incorpora de nuevo las carrilleras. Si quieres, cocina durante 20 minutos más a fuego suave.

Haz bolas de patata con ayuda de un sacabolas y ponlas en una cazuela con la mantequilla. Condiméntalas con sal, pimienta y hierbas de Provenza. Agrega un chorrito de aceite y deja que se cocinen a fuego medio.

Emplata a tu gusto las carrilleras con las patatas.

Receta de la web Hogarmanía


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Carnes Cesáreo Gómez: pluma de cerdo ibérico

Cerdo ibérico en la dehesa

Si a nuestras abuelas les hubieran preguntado si querían comer pluma de cerdo ibérico, su primera respuesta hubiera sido visual: ojos como platos, ceño fruncido y expresión de estupor. La siguiente hubiera sido más carnal: pescozón en el cogote a quien hubiera osado hacerle tamaña sugerencia.

Y es que el tiempo avanza que es una barbaridad, y nuevos platos de carne ibérica se han ido añadiendo a la gastronomía que gira en torno a la carne del cerdo ibérico, y en general a la cocina del cerdo, convitiéndose en nuevos manjares y en los productos más demandados. ¿Moda?, sin ninguna duda, pero que a la vista de la exquisitez del resultado… bienvenida sea.

Esos nuevos cortes en los despieces no están provocados por una transmutación física de nuestro rey de la dehesa. Pluma, secreto o presa han estado allí desde que el cerdo es cerdo, que siempre han existido pero que no se utilizaban o se consumían de otro modo, pero la gastronomía, en busca de materias primas de calidad y de bajo coste –en su momento- pusieron en primer plano. En el caso de la pluma ibérica, de forma triangular, alargada y no muy ancha de espesor, que se obtiene de la parte anterior de la cinta de lomo, de la que antes no se separaba, presentan una carne muy tierna, especialmente jugosa por su equilibrio entre carne y grasa, ésta última se funde en el paladar proporcionando un bocado excelso.

Como parte de un todo, la pluma ibérica participa de las excelencias de cualquier corte que provenga del cerdo ibérico, criado en el idílico ecosistema de la dehesa, su nivel de ácido oléico de hasta el 55% es una contundente arma para combatir el colesterol. Ya se sabe que el cerdo ibérico es los más parecido a un olivo con patas.

Y dado que todo su sabor ya viene “de fábrica”, la pluma ibérica es perfecta para hacer a la plancha o la brasa, siempre agradeciendo las cocciones cortas.

Receta de pluma de ibérico con salsa de mostaza y pimientos de Padrón crujientes

Pluma de cerdo ibérico con salsa de Mostaza

Ingredientes:
300 gr. de pluma de cerdo ibérico
10 pimientos de Padrón
1 vaso de cerveza muy fría
Harina
200 ml de nata líquida
15 g de mantequilla
½ cebolla
2 cucharadas de mostaza de Dijon
1 cucharada de concentrado de carne
Aceite de oliva virgen
Sal en escamas
Pimienta

Para preparar la receta de Pluma de ibérico con salsa de mostaza y pimientos de Padrón crujientes:

En primer lugar, picamos la cebolla y la doramos en una sartén con mantequilla.

Añadimos a la sartén la mostaza, el concentrado de carne y la nata líquida. Dejamos a fuego muy suave para que tome cuerpo y ponemos a punto de sal y pimienta.

Preparamos la masa para rebozar los pimientos mezclando la harina y la cerveza muy fría hasta conseguir una mezcla bastante espesa. Sumergimos en ella los pimientos y freímos en abundante aceite caliente.

Por otro lado, en una plancha con un hilo de aceite, hacemos la pluma de ibérico.

Servimos la pluma con escamas de sal y acompañamos con la salsa de mostaza y los pimientos crujientes.

Receta del cocinero Julius en Cana Cocina

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Carnes Cesáreo Gómez: cordero en nuevos cortes

Cortes diferentes de carne de cordero

Mercado y cocina, cocina y mercado. Dos mundos tan interrelacionados que ambos imponen sobre el otro sus tendencias. Os ponemos un ejemplo, todo el desarrollo de la gastronomía de la carne de cordero estaba basada en las formas de despiece y corte de nuestros maestros carniceros. Pero ahora, y no seremos nosotros los que nos quejemos, es la imaginación y el quehacer de los chefs los que nos sugieren nuevos perfiles en cada corte para adaptarlo a una cocina que se renueva. Distintos formatos para distintos platos que la Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y el Caprino (INTEROVIC) están empeñados en fomentar.

Nuevos cortes de cordero y lechal

La pieza más popular del cordero era la pierna, una porción de un tamaño considerable, quizás demasiado grande para los modelos de unidades familiares actuales y que encontraba acomodo en las reuniones festivas familiares y habitualmente preparad al horno.

La intención es que usted encontrar la suculencia de la carne de pierna de cordero y del lechal en 3 nuevos cortes: medallones, en filetes o en tournedos.

Los medallones, rodajas sin hueso de unos 2 cm de grosor, sacados de la pierna del cordero lechal, lo que los convierte en unos trozos muy tiernos y jugosos sin apenas grasa y un sabor suave. Puedes prepararlos a la plancha, aderezados con hierbas o empanados, pero asegúrate de que la parte de dentro quede siempre rosada para lograr el punto óptimo de sabor.

El filete, de unos 7 mm de grosor, extraído de la pierna del cordero recental y pascual; un corte muy tierno y fácil de preparar que, probablemente, sea la pieza más versátil de todo el cordero. Con ellos puedes hacer bocadillos, tapas, rollitos, milhojas.

El tournedó, también del cordero recental y pascual, es una rodaja sin hueso de unos 2 o 3 cm de grosor que viene envuelta con la “tela” del mismo cordero. Se trata de una pieza noble, perfectamente proporcionado para facilitar su cocinado y con una presencia elegante al emplatar. Es un corte ideal para amantes de la carne “al punto”, con el centro rosado, tierno y jugoso.

De la parte baja del cordero, la falda, sacamos dos cortes ideales para los aficionados a las barbacoas y parrilladas: el churrasco y el churrasquito.
El churrasco, sacado de la falda del cordero recental y pascual, es una tira alargada de carne con hueso, correspondiente a las costillas. Se trata de una pieza que ha sido muchas veces infravalorada, pero si se cocina bien nos puede proporcionar los trozos más tiernos del cordero. Es ideal para hacer en barbacoa, pero también sabe muy bien al horno o asado al vapor.

Los churrasquitos provienen de la punta de pecho de la falda del cordero recental y pascual, y son unos pequeños trocitos con hueso. El secreto de esta pieza es dejarlos muy crujientes y bien escurridos de grasa una vez cocinados. Pequeños bocados que resultan de lo más adictivos.

Llegamos a la pieza que más controversia levanta, pues se reparten en la misma proporción los que adoran su intenso sabor, como los que consideren que es un corte menor: el cuello. De esta zona se sacan tanto el filete de carrillón como los collares de cordero y lechal; dos piezas muy codiciadas.

El cuello, deshuesado y abierto en “libro”, viene marcado con el cuchillo y está listo para hacer a la plancha. Esta pieza, de la que se pueden sacar 2 o 3 filetes, te sorprenderá por su ternura, sabor y jugosidad. Hay que cocinar para que quede bien hecha pero procurando no excederse para no perder la jugosidad de su carne.

Los collares, por su parte, son rodajas o medias rodajas no muy gruesas de cuello que vienen presentadas con hueso. Son ideales para hacer a la plancha o a la brasa ya que la gran cantidad de grasa infiltrada que tienen conserva este corte siempre jugoso. Perfecta para la elaboración de guisos al estilo del rabo de toro.

Todos los nuevos cortes confieren al cordero y al lechal una enorme versatilidad hasta ahora desconocida y que abre un abanico de posibilidades sin límites a la hora de prepararlo. Pídenoslo, pon aprueba su habilidad en la cocina y, sobre todo, disfrute.

Receta de tournedó a la cerveza negra

Tournedo a la cerveza negra

Ingredientes:
4 piezas de tournedó de cordero
4 chalotas
300g de cerveza negra
35g de melaza de caña
Aceite
Sal
Pimienta

Puré:
350g de leche
50g de nata
40g de mantequilla
350g de patata cocida pelada

Salpimentamos los tournedós por ambas caras y sobre una amplia sartén antiadherente muy caliente, doramos los tournedós a fuego medio-alto durante 5-6 min por cada cara.

Sobre la misma sartén, añadimos un chorro extra de aceite de oliva y doramos las chalotas picadas en julianas, añadimos la cerveza y la melaza y dejamos reducir a fuego bajo junto con la carne, tapados. Sazonamos.

Introducimos las patatas troceadas con los lácteos recién hervidos y la mantequilla, trituramos, salpimentamos y dejamos cocer a fuego bajo, removiendo constantemente para evitar que se pegue. Salpimentamos.

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Carnes Cesáreo Gómez: I love carne

Decía un filósofo francés que “la felicidad no es hacer lo que uno quiere, si no querer lo que uno hace”. Pues acogiéndonos a esta máxima nos declaramos absolutamente felices, pues cada día nos sentimos más plenos y satisfechos por la labor que desempeñamos.
Estamos orgullosos de que nuestro comercio sea un referente en el mundo cárnico, no solo de Madrid,  participamos de los éxitos de nuestros clientes famosos, cuando consiguen su primera estrella o cuando acumulan su tercera mención Michelín, de la satisfacción de nuestr@s clientes habituales cuando agradecen nuestras sugerencias cárnicas o nos comentan el éxito de sus últimas recetas, nos enseñoreamos con nuestras piezas de carnes rojas, especialmente las del afamado buey gallego, pues lo sentimos como propio y estamos convencidos que comercializamos la mejor carne del mundo.

En todo ello está la recompensa diaria. En resumen, estamos felices de ser su carnicero, pues amamos la carne.

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Carnes Cesáreo Gómez: jamoncillo de lechón

Jamoncillo de lechón al horno

Se imagina los aromas del pernil de cerdo pero con la ternura de la carne de un lechoncillo segoviano. ¡Voilá! Ya los tenemos aquí, dispuestos para realizar el milagro gastronómico.

Desde hace unas fechas nos suministran ejemplares de lechones con el sello de Segovia, con una crianza un poco más prolongada que los cochinillos habituales, lo que proporciona piezas de mayor peso pero con la misma terneza de los ejemplares más jóvenes. Género de calidad suprema que es la materia prima con la que se elaboran los sueños cárnicos.

Uno de nuestros clientes, Roberto Sainz-Trápaga, se atrevió a maniobrar con uno de los jamoncillos para preparar un bocado perfecto: carne jugosa con la piel crujiente, dorada y sabrosísima. Todo un juego de texturas que es una de las principales virtudes de este plato.

Le agradecemos la cortesía de permitirnos reproducir el proceso que ha seguido, tal y como nos lo ha contado, pues queremos transmitir la sencillez de la elaboración…

RECETA DE JAMONCILLO ASADO

Jamón de lechón asado

Se trata de una receta extremadamente sencilla, elaborado con cochinillos que la carnicería de Cesáreo Gómez trae de Segovia, ejemplares clásicos a los que se ha dejado crecer un poco más de lo normal, alcanzando los 10 kilos en canal y el jamoncillo que yo asé pesó algo menos de 3 kilos.

Ingredientes:

Un jamoncillo de lechón
Sal
Agua

Como podréis ver en las fotografías, utilicé una fuente Pyrex que tiene un accesorio a modo de parrilla o escurridor, que permite que el asado no entre en contacto con el elemento líquido.

La idea es que la carne quede perfectamente asada, de modo que se desprenda del hueso con facilidad, pero jugosa, dentro de la corteza crujiente.

Para ello salamos el jamoncillo, lo ponemos en la “parrilla” de la fuente Pyrex y añadimos medio litro de agua para evitar que se quemen la grasa y los jugos que se desprendan del jamoncillo.

Introducimos la fuente en el horno precalentado a 175º durante el tiempo necesario para que la corteza se haya dorado (de 45 minutos a 1 hora).

Cuando la corteza ha alcanzado se haya dorado bajamos el fuego a 125º para que el calor continúe penetrando en el interior del jamoncillo pero la corteza no se queme, y lo mantenemos a esta temperatura durante unas 3 a 4 horas.

Jamoncillo de lechón al horno

Cuando el aspecto del jamoncillo revele que el calor ha llegado al interior y que la carne en torno al hueso se está confitando en sus propios jugos, subimos la temperatura del horno a 220º para provocar en la corteza las ampollas que veis en la tercera fotografía.

Durante todo el proceso hay que procurar no abrir el horno, para evitar pérdidas de temperatura, pero manteniendo un nivel de líquido suficiente en la fuente (los momentos idóneos para añadir líquido son el inicio y el final de la segunda fase).

Este líquido, convenientemente colado y desgrasado, es ideal para salsear la carne ya emplatada, y constituye un excelente fondo para alguna otra preparación.

Admite cualquier guarnición.

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Carnes Cesáreo Gómez: carnes asadas para las fiestas

Nos ponemos en la piel de las am@s de casa en esta Navidad y le proponemos algunas opciones que pueden prepararse con antelación y a sí aprovechar el momento de la estar con la familia, incluidos los cuñados pesados.

La solución es tan simple y tan antigua como el mundo. Esa sabia combinación que une una buena pieza de carne y el horno. Sencillo, jugoso, triunfante y aprovechable al 100%. Incluso si el cálculo de los comensales falla y hemos preparado vianda suficiente como para alimentar un ejército no hay problema, les servirá como fiambre, con una mostaza que se precie, para un excepcional “bocata del día siguiente” de la celebración. La alimentación perfecta para esa jornada por la que intentamos pasar de puntillas, en silencio, y alejados de cacharros y fogones.

En estos 3 videos les mostramos 3 tipos diferentes en cuanto a precio: lomo de buey gallego, lomo de añojo y babilla o cadera de ternera rosada, aunque ya le adelantamos que el rendimiento en todas ellas es perfecto. En todas ellas nos encargamos de bridar la pieza para que no pierda la forma en el proceso de asado (el primer juicio que harán sus invitados es el análisis ocular) y en algunos casos albardamos con finísimas lonchas del mejor tocino, caso de la pieza de babilla de ternera rosada, o con la propia grasa del animal, caso del lomo de buey gallego. En este caso desperdiciarla sería un pecado gravísimo. La finalidad de albardar o envolver la pieza tiene dos objetivos; por un lado, evitar que se dore en exceso la superficie de la pieza, por otro, aportar mayor jugosidad a la carne.

Escoja la que mejor se adapte a gusto y bolsillo, y disfrute.

Nota: La labor de “punto” en el bridado es obra de Manolo, un genio de la alta costura cárnica.

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Carnes Cesáreo Gómez: cabrito de Ávila

Para quienes consideren que la rusticidad y la autenticidad es un valor en la alimentación, están de suerte, ellos serán los que incluyan en el menú de las fiestas cabrito lechal de Ávila, y se estarán ganando el “cielo” gastronómico.

Buena parte de los aficionados a las carnes asadas consideran que el cabrito supera en sabor y textura al lechazo, al cochinillo y al cordero, sobre todo si los ejemplares son autóctonos del paisaje serrano avileño, auténticamente lechales, sin haber catado pasto alguno, su peso se ajuste a los cánones, entre 3 y 4 kilos, y su crianza se ha desarrollado en un ambiente natural.

Todas estas condiciones las cumplen estrictamente los cabritos que comercializamos, cuya carne es tierna y de color blanco nacarado, sin apenas grasa extremadamente jugosa. De los que se encuentran con enorme dificultad en las cartas de restaurantes y solo los especializados de su zona geográfica tienen a bien despachar, y que dado el escaso número que se producen no es fácil echarles el guante en las carnicerías. Una suerte de combinación de las condiciones orográficas y climáticas de la Sierra de Gredos, del proceso natural de su crianza y del respeto por las tradiciones.

Cabrito lechal de Ávila

Podrá encontrar en el mercado cabrito lechal, con algo más de edad y algo más cargado de peso, de los que, sin ninguna duda, atesoran una enorme calidad, pero… no es lo mismo. Los matices de nuestros cabritos lechales de Ávila no tienen parangón.

Lo dicho, realice su reserva con antelación por que tenemos muchos gourmets entre nuestra clientela.

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Carnes Cesáreo Gómez: carne roja sana

Carne roja sana

Debemos reprobar el anuncio de la Organización Mundial de la Salud sobre el riesgo de consumo de carne roja, y lo hacemos por haber lanzado una información demasiado genérica que da lugar a diversas interpretaciones y confusión entre los consumidores, así como una alarma en la población, y más cuando de consumo alimenticio se trata, donde la sensibilidad está a flor de piel.

Según la respuesta de buena parte de la comunidad médica es inadecuado atribuir a un factor individual un mayor riesgo de cáncer. Este es un tema muy complejo y depende de una combinación de factores como la edad, genética, dieta, medio ambiente y estilo de vida. De hecho, afirman, hay otros factores de riesgo mucho más importantes como causa de esta enfermedad que éste, desde la falta de actividad física, el tabaco o «factores ambientales», como, aseguran, «aire exterior e interior, contaminantes, así como contaminantes de suelo y del agua de bebida».

Tampoco han tenido en cuenta los hábitos alimenticios, pues en la Unión Europea el consumo real de carne y productos cárnicos es de 24 gramos al día, considerablemente inferior a lo que podría considerarse  como una ingesta diaria alta, en tanto que la OMS coloca el nivel de riesgo en 50 gramos diarios.

Es también criticable por su carácter global, pues el anuncio tampoco entra en las condiciones de crianza de la carne, con la diversidad en cuanto a reglamentos y normativas que existen entre los diferentes países, y en los que el sector ganadero español está en el ranking más alto en lo relativo al estricto cumplimiento de los procesos naturales de producción cárnica.

Carne roja saludable

En este marasmo alarmista causan estupor declaraciones como las del profesor David Phillips, de Cancer Research UK, miembro de la IARC (organismo integrado en la OMS y responsable del estudio): «La IARC se ocupa de la identificación de los riesgos, no a evaluar los riesgos. Esto significa que a la IARC no le importa en qué medida algo puede promover el desarrollo de un único cáncer, solo si lo promueve o no. Por ejemplo, pensemos en las cáscaras plátano: pueden causar accidentes, pero en realidad esto no sucede muy a menudo, además, el tipo de daño causado por pisar una cáscara por lo general no es comparable al causado por un accidente de tráfico. Sin embargo, en un sistema de identificación de peligros como el de la IARC, ‘piel de plátano’ y ‘accidente de tráfico’ terminarían en la misma categoría, ya que técnicamente pueden causar accidentes».
En resumen, el equipo de investigación incluyen en el mismo saco del peligro: carne, piel de plátano y accidente de tráfico”… Genial.

Nosotros, como carniceros, abogamos por una dieta variada, sana y equilibrada, donde entren todo los grupos de alimentos, entre ellos la carne por aportar nutrientes esenciales para el organismo.

Pues desde aquí, y hasta que mejoren su sistema de comunicación o no eviten las posibles malinterpretaciones de sus anuncios, les sacamos TARJETA ROJA.

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Carnes Cesáreo Gómez: lechazo de Burgos

Cordero lechal de Roa de Aranda

Dicen del buen lechazo, del de Burgos por supuesto, que no precisa de cortes, pues se deshace como muestra de la suavidad de su carne.

Algo puede ser efímero y perdurable, sin ninguna duda. Al margen de un buen puñado de ejemplos, nos vamos a quedar con el caso del lechazo. Su corta y breve existencia, con un máximo de 35 días,  se contrapesa con su prolongada impronta que en la gastronomía deja. Pues el lechazo, el cordero lechal que no ha probado pasto alguno y solo leche materna, es un producto al que el paso del tiempo, lejos de arrinconarle en la monotonía culinaria, sigue ofreciendo un vigor gastronómico que le convierte en materia prima de las novedosas creaciones de cocineros. Basten dos citas en las que el lechazo ejerció de estrella. Por un lado, el Concurso de Tapas de Valladolid, al que muchos consideran como una suerte de certamen nacional de la “comida breve”, las tapas de bares y restaurantes, que otorgó el galardón de la mejor tapa a una preparación denominada Lechazo Taj Mahal, una combinación de lechazo asado, cebolla, pan cristal y yogur Tandoori Masala, obra de la chef Isabel González, del Restaurante (oh, sorpresas del destino) Don Bacalao.

El otro evento es la fase nacional de selección del cocinero que participará en el Bocuse d’Or, la Champion de los chefs que en certamen europeo tendrá lugar en Budapest en mayo del 2016 y la cita mundial en Lyon en 2017. Pues bien, en esta clasificación previa dieciséis chefs de probada trayectoria medirán sus cuchillos y perolos para preparar dos platos sobre 2 materias primas: trucha y, por supuesto, LECHAZO, que serán valorados por un jurado de prestigiosos cocineros nacionales e internacionales.

Lo dicho, el lechazo tiene una vigencia culinaria a prueba del devenir de las modas. Y no es para menos, pues seduce con su carne jugosa y tierna, y por ese sabor suave tan característico.

Y como en todo, el origen y la tradición tienen su peso. Dice el refranero popular que: “los mejores lechazos son los que al nacer escuchan las campanas de la iglesia de Santa María de Aranda de Duero”. Y a fé que esas campanas deben de tener un tañir soberbio, pues los lechazos que nos suministran son criados en Roa de Duero, que tan solo dista 25 kilómetros de Aranda, y son expléndidos, de los que más gustan a los paladares castellanos, que en esto tienen matrícula de honor.

Receta de churrasco lacado con soja, miel y jengibre

Receta de churrasco de cordero lacado

Ingredientes (4 personas):
4 churrascos de cordero
14g de jengibre rallado
15g de ajo rallado
60g de salsa de soja
40g de miel

Mezclamos el ajo, el jengibre y la soja, dejamos marinar los costillares durante 24h. Escurrimos de la marinada y reservamos ambos por separado.
Introducimos los churrascos dentro del horno con un recipiente con agua para que genere vapor. Cocinamos a 120ºC durante 2 horas.
Subimos la temperatura a 220ºC. Mezclamos el resto de la marinada con la miel y pintamos frecuentemente con ayuda de un pincel.
Retiramos al dorar los churrascos.

Receta de CanalCordero

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Carnes Cesáreo Gómez: morcillas de Sotopalacios

Morcilla de Burgos de Sotopalacios

Es posible que no exista el título de “capital mundial de la morcilla”, pero si lo hubiera este debería recaer en la localidad burgalesa de Sotopalacios. Un rincón a tan sólo 10 kilómetros al norte de la capital, vinculado históricamente a la fabricación de morcillas, la auténtica morcilla de Burgos, y para nuestro saber y entender la mejor.

Lugar donde la tradición en la matanza del cerdo y la elaboración de esta sabrosa chacinería se ha convertido en una seña de identidad, de la que pueden sentirse especialmente orgullosos.

La morcilla de Sotopalacios, al margen del buen hacer y mejor tino de sus artesanos, encuentra su singularidad en la cocción de todos sus ingredientes al unísono, a una temperatura de 100ºC, de tal forma que tanto el arroz como la sangre, la cebolla, la manteca de cerdo y el sebo de vacuno, intercambian sus sabores desde el arranque de la preparación, dando como resultado un sabor y suavidad únicos y característicos, en su punto de sal, pimienta y pimentón.

Para nosotros la mejor morcilla. Y estamos dispuestos a escuchar otras opiniones.

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